En torno a 1200 posts y cuatro años después no puedo sino constatar la pérdida de impulso de este esfuerzo sin foco que, sin lugar a dudas, ha merecido el esfuerzo, y que seguirá ahí, a la distancia de una búsqueda, para quien lo necesite leer o continuar.
De estos cuatro años sólo voy a sacar una conclusión, enteramente personal: el optimismo es algo que llevamos dentro y que nos empuja. De nadie más que de nosotros depende sacarlo afuera y que empuje a más gente, aunque para eso deberá luchar con todas esas otras sensaciones igual de humanas que en cambio nos salen sin quererlo, como el egoísmo, el miedo o el odio.
Lanzar este blog fue mi pequeño intento de hacer externo a mí ese optimismo (personal, quizá poco común, y seguramente no muy compartido), así como de aprender del optimismo de otras personas, pero ahora el blog queda por completo para quien lo quiera continuar y leer. A mí me toca bajarme, totalmente agradecido a quien ha querido escribir junto a mí.
A todos ellos y a ti que lees, ¡feliz 2017, y que el optimismo os sea una apuesta segura!
Para ello, recomiendo recordar cada día lo que nos contaron en el post más leído de esta bitácora: hoy es un buen día para ser feliz.
Somos animales visuales, se suele decir, con toda la razón del mundo. Necesitamos ver para comprender, para creer, para conocer, y si vemos lo que sentimos cobra más vida.
Con el optimismo, que no deja de ser una idea abstracta a ser practicada (perdón, pero soy un poquito platónico), pasa igual, y a la hora de preparar este post me he dado cuenta de cuánto hemos practicado visualizando diversas formas y facetas del optimismo.
Veamos aquí, pues, todos los vídeos que en estos cuatro años hemos ido recolectando:
A lo largo de estos años los diversos colaboradores de esta bitácora hemos traído música, quizás menos que toda la música optimista que hay, seguro que menos de la que nos habría gustado, pero sin duda la que hemos «pinchado» aquí nos ha dado excelentes momentos, primero a quien la escuchó y pensó en traerla, después al resto, tras compartir.
Esta época es propicia para los recopilatorios y hasta los «rankings». Pero mi objetivo con este post es menos ambicioso; en este día que para mí es muy especial-a-mi-manera, me gustaría que estas canciones optimistas fuesen como villancicos augurando la buena nueva de la alegría y la positividad.
Mira la información del vídeo 😉
Hasta ahora no había compartido con esta bitácora el acontecimiento de mi cercanía vital más bonito, esperanzador, positivo y optimista de este año y de bastantes más.
Un evento que aunque ocurrido a cientos de kilómetros de distancia, considero cercano por las personas protagonistas. Dos personas que me llevan y traen, me enseñan lo mejor de su mundo y me acogieron y ayudaron algún día de dificultad. Si el nacimiento de un niño es siempre una nueva luz para la Humanidad, en el caso de Lucía, la hija de Rafa y María José, me resulta especialmente luminoso.
Y pasado mañana reduciré esa lejanía recorriendo en diagonal mi país para conocer a Lucía, y como este blog era también personal, lo escribo y confieso que tengo unas ganas locas y que cada kilómetro merecerá la pena.
Puede que aquí no vaya a haber muchas líneas más ya, pero algo mucho más certero nos guía: las vidas de los nuevos humanos a los que deberemos dejar el mundo lo mejor posible, mejor si cabe de lo que nos encontramos. Ahí cabe mucho optimismo, ¿no crees?
Hoy, justo entre Irún y Fuenterrabía.
Extremadura, que ya sabéis que me encanta, no se limita a su campo rico -la dehesa, los valles, la costa interior fractal e infinita- ni a sus parajes procedentes de la más rica aún Historia (desde Tartessos a Isabel La Católica y más…).
Afortunadamente, aunque también más lentamente que el resto de España, la ciencia, la tecnología y la medicina -ahí están el Hospital de Sangre y el de Mínima Invasión- hacen avanzar poco a poco a la Región.
Hoy me alegro porque la instalación de alta computación de Extremadura, el supercomputador Lusitania II, está ayudando con sus cálculos contra epidemias como la de dengue.
¡Que siga!
Julen Iturbe-Ormaetxe, privilegiado ;-D
Creo que sí. Aún. Pero cada vez por menos…
Recientemente se han fallado lo premios del certamen Latin Beat en Tokio y me alegro por dos películas españolas -que quiero ver- que se han llevado varios en conjunto:»El olivo» y «El hombre de las mil caras».
Lo dice una revista, científica e inglesa, así que nos lo vamos a creer, ¿no?
«España es oficialmente el país más sano para vivir en Europa»
Aunque el artículo se centra en la dieta mediterránea y los cuidados familiares, pienso que no menos importante es nuestra sanidad pública… y que nos vayamos alejando en el tiempo de la Guerra Civil y de su posguerra, aquellos años del hambre que tanto aparecían en las pirámides poblacionales que mi generación estudiaba en las «Ciencias Sociales» de la E.G.B.
Lo que me lleva a añadir la educación pública como otro gran ingrediente de esa buena marca española, con todos los programas educativos sobre la higiene o la alimentación.
(También se habla del «pobre rendimiento» al respecto de Reino Unido, pero es que echando chorizo a la paella, ¿qué quieren? 😀 ).
Pero mientras tanto, el puente del AVE sobre el Río Almonte -el otro río de mi vida junto al Bidasoa- es una maravilla de la ingeniería civil y una belleza para la vista, aunque dentro de poco espero que compita en eso con el que se ve desde la carretera a Garrovillas…
Hay que reconectar España, y darle a Extremadura algo más que el innegable reconocimiento a sus productos.
Y con la espera, el puente se va haciendo.
No se trata de una duda (aunque hay teorías muy extrañas que nos ponen en medio de una holografía universal…), sino de una proposición:
«Se buscan 30000 personas para hacer un experimento mundial de física cuántica»
No se trata -desgraciadamente, dirán muchos- de manejar helio superfluido ni de pilotar el C.E.R.N. durante un ratito. Tampoco de fotografiar un pedacito de superficie a nivel atómico ni de hacerle un TAC a nadie. Mucho más decepcionante, incluso, es que no van a lanzar a ningún humano contra una pared con dos rendijas a ver si pasa y por cuál/es En realidad es algo más esencial a «lo cuántico». Se trata de averiguar si la Naturaleza nos adivina las preguntas que le vamos a hacer y, coqueta ella, nos sirve las respuestas (que más le convienen).
Para eso en el Instituto de Ciencias Fotónicas en Castelldefels han diseñado un experimento para determinar esas preguntas de forma aleatoria… vía humanos.¿Algo más impredecible?